Es el portátil gaming que me compraría, lo que pasa es que cuesta casi 5000 euros. Análisis del ASUS ROG Zephyrus G16

Os soy sincero: hasta hace pocos años no he estado demasiado interesado en los portátiles gaming de altas prestaciones y la principal razón fue la estética, pero también por la práctica. Tanto para jugar como para ser tu estación de trabajo, eran unos verdaderos monstruos, grandes y pesados, que al final no apetecía llevar consigo y que, incluso sin exprimirlos al máximo, terminaban drenando su batería por la falta de eficiencia, lo que hacía necesario que casi siempre estuvieras conectado.

En los últimos años esto ha cambiado radicalmente con chips muchísimo más eficientes, sin pasar por el cambio a la arquitectura ARM, y con la capacidad de desconectar su GPU dedicada incluso si es necesario. Pero lo más importante es su diseño fino de ultrabook que no tiene nada que envidiar a un MacBook, por ejemplo. De entre todos ellos, el diseño de la gama Zephyrus (que comparte también con el de ProArt) de ASUS es sin duda el que más me ha convencido, ya que lleva unos años haciendo un gran trabajo con un acabado fino y elegante. Ahora, por fin, he podido probar su último modelo con las más altas prestaciones: el G16 de 2025 con una RTX 5090 24 GB y 64 GB de RAM.

No puedo evitar empezar por la estética. Así es como debe lucir un portátil: un cuerpo de aluminio que no solo aparenta, sino que se siente verdaderamente resistente. Proporciones rectas que hacen que tenga una uniformidad que echo de menos en el terreno de los portátiles PC y 1,49 cm de grosor, que te hacen preguntarte cómo demonios han encontrado lugar para meter una 5090 ahí dentro, entre todo lo demás.

Diseño y potencia de la mano

La respuesta es, de hecho, haciendo algún que otro sacrificio. Y esto es lo que tienes que tener en cuenta a la hora de escoger este portátil: sacrificas en cierto modo potencia bruta por diseño. En un cuerpo como este, el TGP es quien marca el verdadero rendimiento, y ASUS ha tenido que limitarlo a 120 W para asegurarse de que las temperaturas (y los componentes) se mantienen estables y fuera de peligro en un chasis tan fino.

En las pruebas que he hecho con juegos como Cyberpunk 2077, Assassin's Creed Shadows, o Resident Evil 4, todos se mantienen por encima (o muy cerca) de los 60 fps en gráficos rasterizados sin ray tracing o con el integrado al mínimo. Lo cual es un buen indicativo de la capacidad que tiene el Zephyrus para moverlo todo con exigencia en su resolución nativa.

Creo que este es uno de esos casos en los que la justa medida de técnicas de escalado y generación de fotogramas tienen su sentido. Personalmente, no me gusta exprimir demasiado los portátiles a la máxima temperatura y con los ventiladores en modo turbo. Con una configuración de DLSS y generación de fotogramas es posible jugar a un juego como Cyberpunk 2077 a menos decibelios y un escalado que en una pantalla de 16 pulgadas es casi inapreciable. Sin embargo, ganas aprovechando el refresco de 240 Hz que tiene su pantalla. He podido jugar a más de 120 frames por segundo, con RT Ultra en DLSS Rendimiento y Multigeneración de Frames, con un ruido de ventilación en torno a los más que tolerables 40-45 dB y no teniendo que llevar al límite los componentes. Incluso en batería, el portátil acepta esta configuración sin hacer saltar ningún tope. Va a seguir drenándola muy rápido, pero es aceptable.

Sé que hay ahí fuera otros portátiles finos como el Razer Blade 16 que han logrado aumentar el TGP a 175 W, logrando un rendimiento mayor. El Razer es una bestia, pero, como decía al principio, es todo cuestión de sacrificios. El casi un centímetro más de grosor es clave para conseguir un mayor volumen interno, con cámaras de vapor un poco más grandes y mayor espacio de disipación, además de que el peso aumenta medio kilo más comparado con el Zephyrus. Por lo tanto, es siempre cuestión de qué valoras más: algo más de diseño y portabilidad o algo más de potencia bruta. En mi caso, aunque parezca extraño, prefiero lo primero, porque la potencia la valoro más en mi PC de torre, mientras que en un portátil quiero que sea elegante, fino y con el mínimo peso posible. 1,95 kg es asumible; aún se puede coger cómodamente con una mano sin apoyarlo en el cuerpo.

No todo me entusiasma: sé por qué ASUS escoge Intels para sus gamas altas de Zephyrus, en esta ocasión con el 285H, tal y como ya lo hizo con el 185H en el modelo del año pasado, lo que supone una mejora de en torno al 15 % en líneas generales. Son buenos chips, y se comportan mejor cuando hablamos de tareas single core, pero algo peor en multi core. Sin embargo, los noto siempre algo menos estables en las tareas continuas con respecto a la gama de AMD y en especial el HX 370. Y, como he podido comprobar en algunas pruebas, he tenido algunos tirones ocasionales en transición de zonas, en juegos como Cyberpunk 2077, que no me han ocurrido con otras Us.

La pantalla es una delicia, como ya llevan demostrando las llamadas Nebula Display de ASUS. OLED con contraste infinito, 2560x1600, 240 Hz y 0,4 ms de respuesta, con 100 % de DCI-P3. Es adecuado, aunque también es verdad que ya lo era en el modelo del año pasado. Al menos en las versiones más caras, quizá se podría haber llevado a los 3200x2000 o incluso igualar a su hermano, el ProArt P16, con 3840x2400. Y sí, sé que esa pantalla es de 60 Hz, pero en su recientemente anunciado modelo de 2025 se han atrevido con 4K+ y 120 Hz, por lo que habría estado bien que Zephyrus hubiera elevado también sus especificaciones para lucir mejor que nunca.

En todo lo demás, no encuentro pega posible. El touchpad es enorme y responde perfectamente incluso para ser mecánico. El teclado, y soy muy tiquismiquis en esto, tiene una respuesta buenísima al tacto y recorrido de tecla, a lo que solo le podría pedir unos milímetros más de tamaño por tecla y una disposición algo más cómoda en el lado derecho. El audio es igual de excelente, con seis altavoces que ofrecen mucha espacialidad. No, no suena como el MacBook Pro de 16 pulgadas, pero al menos entra en su categoría. Wi-Fi 7 como estándar y una autonomía bastante sorprendente de 9 horas. Claro que, para lograrlo, debes tener un consumo eficiente, reducir el refresco a 60 Hz (ya lo hace automáticamente al desconectarlo) y elegir un perfil que solo aproveche la GPU dedicada en tareas que realmente lo requieran.

Sus puertos son los suficientes: entrada de energía propietaria, un puerto USB-C (Thunderbolt 4) al lado izquierdo, junto a salida HDMI y un USB-A. En el lado derecho tiene entrada para tarjetas SD, otro puerto USB-A y otro USB-C, que no es Thunderbolt 4, pero permite cargar el portátil en ambas direcciones. Si no conocéis Zephyrus, quizá una de las características más únicas es su llamada slash. Pese a ser de la categoría ROG, este no es un portátil que quiera llamar la atención con mil colores (lo cual agradezco), pero quiere dejar claro su lado gaming con esta línea LED en la tapa, que es muy estilosa y, además, útil. Aunque la puedes configurar como quieras, incluso al ritmo de la música, también puede indicar la carga de batería.

Tras varias semanas con él, yo no tengo duda de que este es el portátil que me gustaría tener dentro de mi perfil mixto entre jugador y creativo, centrado en la edición de vídeo. Siempre me he sentido incómodo con los portátiles gaming tradicionales, por su grosor y, en ocasiones, sus materiales de plástico. Quizá este modelo en concreto no sea exactamente el que yo adquiriría porque, sinceramente, es demencialmente caro: hablamos de 4.789 euros en PcComponentes, por ejemplo.

Si es lo que necesitas, adelante. Pero las unidades con menores especificaciones poseen el mismo diseño y procesador; por ejemplo 32 GB de RAM y una 5060, es más que suficiente para lo que yo necesito, teniendo en cuenta que ya tengo una 5080 en mi torre. Estos modelos con RTX 5060 y 5070 acaban de anunciarse en la reciente Computex 2025 y deberían ponerse a la venta alrededor de julio. Los echaré un vistazo cuando salgan, porque esta mezcla de elegancia y potencia es exactamente lo que le pedía a un portátil Windows para jugar y trabajar a gusto, sin mirar con envidia el diseño de los MacBooks.

En 3DJuegos | El futuro del videojuego portátil está en el interior de este híbrido entre tablet y PC. Análisis de la ASUS ROG Flow Z13

En 3DJuegos | Llevo unas semanas jugando con una 5060Ti de 16GB y da exactamente lo que esperas de ella, siempre que evites el modelo de 8GB. Análisis