Aunque hoy en día Masashi Kishimoto es uno de los autores de manga más reconocidos gracias a Naruto, no siempre fue así. Llegar a tener una obra de éxito de tales dimensiones es algo muy complicado y no todos tienen la suerte de vivirlo. El autor siempre ha sido consciente de ello y, por ese motivo, quiso dejar a sus seguidores un bonito mensaje a través de su experiencia. Así, él mismo nos cuenta cómo fueron sus inicios en el arte de dibujar manga.
Los inicios de Masashi Kishimoto
Hace poco, tuve la idea de volver a leer (que no ver) Naruto desde el comienzo. Esto fue promovido por el lanzamiento de la nueva edición 3 en 1 de la obra, pero al llegar al volumen 3 no me quedó más remedio que saltar a mis viejos cómics de toda la vida. Así, me sorprendí reviviendo otra vez mi adolescencia y descubriendo porqué Naruto es una de mis obras preferidas junto a Evangelion.
Leer manga siempre tiene un significado especial. No solo te saltas la censura con la que suelen llegar algunas escenas de la obra, sino que puede ver todo el derroche de talento de su autor. Además, me encantan esas páginas en las que estos te cuentan algún dato interesante, ya sea de la obra o de ellos mismos.

Así, iba ya por el tomo 19, ese en el que Naruto le mete un buen Rasengan a Kabuto por primera vez en su vida y los Tres Sabios se enfrentan subidos a sus invocaciones, cuando encontré lo siguiente: "La historia de mi vida/30, primera parte". Efectivamente, se trataba de una de esas páginas en las que Kishimoto contaba algo referente a él mismo.
Como ya os habréis imagino por el nombre, esta vez hacía alusión a su vida y, concretamente, a sus inicios como dibujante. "Estaba en mi cuarto año de carrera, me faltaba poco para licenciarme, pero con el manga, en cambio, no avanzaba ni para atrás", relataba este. "He dicho que las personas necesitan fuerza para cambiar, pero cuando yo gané el premio, intenté cambiar sin conseguirlo. Pensaba que por haber recibido un simple premio ya no tenía por qué esforzarme en cambiar", continuaba relatando.

Esta historia continuaba en otras páginas a lo largo de los siguientes tomo y durante estas, Masashi hace referencia al sentimiento de culpa hacia sus padres, las dudas sobre su capacidad como dibujante o cómo había decidido no buscar trabajo para seguir dedicándose a dibujar. "Mi padre vino a verme un día y me propuso ideas para nuevas historias y nuevos personajes. Mientras me contaba un montón de propuestas no demasiado interesantes , me juré a mí mismo que un día sería autor profesional de manga y mis padres ya no tendrían que preocuparse más por el dinero".
A partir de este momento, Masashi decidió dejar de lamentarse y cuenta que comenzó a documentarse y estudiar todo lo posible. Decidió olvidar lo que sabía para volver a aprender todas las bases del dibujo manga, así como de recursos cinematográficos. "Así pasé todos los días durante dos años después de licenciarme. Mientras tanto, apenas dibujé manga, pero hubo una historia autoconclusiva llamada 'Naruto' que dibujé poco después de empezar con mi estudio intensivo y que parece que gustó mucho a los lectores de la Akamaru Jump".
Por supuesto, esta historia no era la Naruto que conocemos, sino una primera versión en la que se cambiaban los ninjas por magos. De esta obra, tan solo se mantuvo el diseño del protagonista y el nombre. A partir de ahí, el resto es historia.
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