Ya en su momento Rogue One demostró que Star Wars puede sobrevivir sin recurrir a los Skywalker, sus dramas familiares, espadas láser y la Fuerza. Bueno, eso es un poco trampa porque tal vez la escena más popular de la película tiene a Darth Vader como protagonista. Pero sabéis que Rogue One no va de eso, va de gente normal sacrificándose para que los protas de la saga puedan lucirse realizando sus heroicidades galácticas, va de los héroes anónimos.
Porque ahora, más que nunca, la franquicia necesita personajes como Din Djarin, como Cassian Andor, y como una nueva generación de personajes que continúen ampliando y diversificando la rica narrativa de esta galaxia muy, muy lejana. Por eso, no es casualidad que el final de la temporada 2 de Andor haya cimentado una nueva dirección narrativa para la saga cuando más lo necesita.
Aviso de spoilers: El artículo contiene detalles de los tres últimos episodios de la temporada 2 de Andor.
Con la conclusión de la segunda temporada de Andor, el personaje de Cassian Andor se une al grupo de figuras clave que demuestran que Star Wars no necesita siempre a grandes caballeros jedi para seguir adelante. La conexión directa de esta serie con Rogue One y el arco narrativo final de su protagonista nos ha enseñado algo que los fans más comprometidos con la saga han defendido por años: que Star Wars puede seguir adelante sin recurrir constantemente a los héroes tradicionales y a los mismos elementos conocidos. Es una historia de lucha contra un Imperio opresivo, pero centrada en los seres humanos comunes que, a lo largo de los años, han sido los verdaderos motores de la Rebelión.

Sí que necesitamos otros héroes
El cierre de Andor ha sido especialmente significativo por lo que no muestra. Y es que, aunque sabemos cómo comienza y cómo termina la historia de Cassian Andor, Andor ha logrado lo que parecía imposible: transformar a un personaje cuyo destino ya estaba escrito en una de las piezas más poderosas de la narrativa galáctica contemporánea. Y, en este contexto, se puede considerar que Andor no es simplemente un personaje más en la saga, sino que, al igual que Din Djarin o Ahsoka, está llamado a ser el siguiente paso narrativo dentro de Star Wars.
Andor ha logrado lo que parecía imposible: transformar a un personaje cuyo destino ya estaba escrito en una de las piezas más poderosas de la narrativa galáctica contemporánea
Lo más sorprendente es que, mientras muchos se aferraban a la idea de que Star Wars debía mantenerse dentro de las fórmulas clásicas, Andor decidió arriesgarse y ofrecer una historia muy diferente tanto en fondo como en forma a lo que el público estaba acostumbrado. Un relato más sombrío, maduro y con menos espacio para la acción desmedida. En lugar de basarse en la Fuerza o los grandes enfrentamientos contra temibles Sith o alienígenas surgidos de las más profundas fosas espaciales, Andor se centró en los sacrificios humanos, en la lucha por la libertad y en los matices de la opresión que no siempre aparecen en las historias más épicas de Star Wars. Esta manera de contar las cosas le ha otorgado a Andor una identidad propia y un tono que no solo resulta refrescante, sino necesario.
En la misma línea, The Acolyte intentó seguir esa misma senda de innovación, aunque con menos fortuna. Aun así, es importante reconocer que también esta serie intentó salir del molde tradicional, acercándose a un periodo de la galaxia aún por explorar, un intento loable aunque fallido para determinado sector de los fans. Sin embargo, Andor ha hecho un trabajo irable al transformar la estructura narrativa, dejando claro que Star Wars necesita explorar otros territorios y descubrir nuevas voces si quiere seguir siendo relevante en el futuro.

Lo que Andor ha conseguido con sus dos temporadas es algo que todos los fans de Star Wars sabían que debía suceder: dar espacio a nuevas perspectivas, nuevos personajes y nuevas historias que complementen y enriquezcan el universo de Star Wars. Esta serie ha sido capaz de ofrecer momentos que, por su madurez y profundidad, por su aspereza, bien podrían estar a la altura de algunos de los picos más memorables de la saga. Para mí, la matanza de Ghorman está ya a la misma altura de otros de mis momentos preferidos de la saga, junto a grandes pilares de mi amor por Star Wars como pueden ser Luke destruyendo la primera Estrella de la Muerte, la Batalla de Hoth, el duelo entre Kenobi y Dath Maul, Rey usando por primera vez el sable de Luke, o al propio Luke acudiendo al rescate de Mando en su serie.
La trama de Andor funciona incluso mejor si se engrana con las del resto de personajes
Estas historias humanas que nos deja la serie no son solo la de su protagonista: la trama de Andor funciona incluso mejor si se engrana con las del resto de personajes. La serie nos habla de Cassian, sí, para eso la serie se titula con su nombre. Pero su viaje solo cobra verdadero sentido cuando lo entrelazamos con el de Luthen Rael, el arquitecto de la rebelión que carga con el peso de los sacrificios necesarios para iniciarla, y Kleya, su misteriosa y leal compañera, que actúa como sombra operativa en el tablero galáctico y cuya vinculación con la rebelión es mucho más personal de lo que pensábamos. También lo vemos en Mon Mothma, atrapada entre su compromiso político y las imposiciones sociales que la asfixian, en un drama íntimo que añade capas a la dimensión política de la serie. Incluso Dedra Meero y Syril Karn, como representantes del Imperio, nos muestran cómo la obsesión y la fe ciega en el orden pueden volverse tóxicas, mientras que personajes como Brasso aportan humanidad, cariño, justicia y resistencia. Estas historias cruzadas, todas igual de importantes, convierten Andor en una tragedia coral donde el destino de la galaxia se decide no solo en los campos de batalla, sino también en los pasillos del Senado, los rincones oscuros de Coruscant y los hogares humildes de Ferrix. "Piedra y cielo".

No hay esperanza para Andor, pero sí para Star Wars
A todos los duelen los finales, pero en realidad, todo lo que existe en realidad es algo que todavía no ha terminado. Con el final de esta segunda temporada de Andor se cierra su historia. No parece que haya mucho más que rascar. Andor nos ha contado su historia y se retira a un segundo plano. Y es que, en muchas ocasiones, el acto más heroico consiste simplemente en apartarse. Parece algo sencillo, pero, carallo, ¡cómo duele! Es el que hace Bix en esta segunda temporada, que, convencida de que el papel de Andor en la Rebelión es mucho más importante que su propia felicidad y el deseo de estar juntos, desaparece llevándose con ella la esperanza y el futuro de Cassian. Y es que el futuro de Cassian es lograr que los demás tengan esperanza, tal como vemos en Rogue One.

Este mismo sacrificio es lo que la propia serie de Andor hace al terminar, sin dar rodeos o alargarse innecesariamente, dejando una pieza brillante en el mosaico de historias de Star Wars. Una referencia, un hito, un testigo narrativo. Un camino que demuestra que Star Wars puede ser otra cosa cuando lo necesite. Que lo importante es contar una buena historia. Andor ha hecho el trabajo de dar espacio a nuevas voces y, lo que es más importante, ha demostrado que Star Wars necesita ser un poco más valiente si no quiere ir apagándose bajo el peso de su propia tradición.
Star Wars necesita ser un poco más valiente si no quiere ir apagándose bajo el peso de su propia tradición
En este sentido, y como cita Variety en una interesante entrevista con Tony Gilroy y Diego Luma, creador y protagonista de la serie, muchas de las reacciones positivas hacia Andor provienen, según los autores, del hecho de que Star Wars ha demostrado que puede abordar historias más maduras, complejas y centradas en lo humano. El público suele tener ciertas expectativas sobre cómo deben ser las franquicias clásicas, y Andor rompe con eso. Tony Gilroy compara esta apuesta con lo que hizo Logan, una película de superhéroes que destacó por su tono más serio y emocional gracias al compromiso y la ambición de sus creadores. Para Gilroy, todo depende de quién esté al mando y de cuánta ambición se ponga en el proyecto. Diego Luna añade que el público está respondiendo a este tipo de propuestas, y Gilroy concluye que cualquier franquicia puede ser una plataforma para contar algo maravilloso, si se hace con intención y talento.

Este cierre deja claro que ya no hace falta más historia para ese personaje. El mensaje de la serie ha sido entregado y recibido: Star Wars puede seguir evolucionando sin la necesidad de los mismos viejos elementos, de las mismas viejas figuras. Andor se despide, pero lo hace sabiendo que ha dejado una semilla tanto para los fans como para los creadores para que Star Wars pueda crecer y transformarse en algo aún más grande.
Es por esto que el final de Andor no solo es satisfactorio, sino un hito para la franquicia. La serie ha demostrado que las historias de Star Wars no tienen que seguir todas las reglas de la franquicia para ser relevante. En lugar de depender de lo que ya conocemos, Andor ha allanado el camino a nuevas aventuras, y lo ha hecho encorsetado en un momento de la cronología de la franquicia del que los fans pensábamos saberlo ya todo. Es muy difícil, y muy meritorio. ¿Cómo no ilusionarse entonces con nuevas historias en el universo Star Wars que sean relevantes si además no tienen por qué verse lastradas por la continuidad de la franquicia? Creo que hay mucha galaxia por explorar en Star Wars, un futuro más diverso, valiente y, sobre todo, más humano. Si quieres despedirte de Andor, las dos temporadas de Andor y Rogue One están disponibles en Disney+.
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