Mientras leía ayer un artículo de Chema Mansilla sobre la importancia de X-Men para reflejar los grandes cambios sociales que hubo durante la segunda mitad del siglo XX, me acordé de la colección de Green Lantern & Green Arrow y, quizás, su historia más aplaudida: Snowbirds Don't Fly"Snowbirds Don't Fly. En ese comic se abordó directamente el problema del abuso de drogas, y se hizo haciendo del pupilo de Flecha Verde, Roy Harper en un tebeo bastante adulto que daba para pensar. Pero este no es el único personaje que ha tomado drogas en DC.
Aquella vez que Batman se hizo adicto a una droga
A lo largo de 80 años de cómics de Batman y Superman hemos visto multitud de situaciones tratadas con menor o mayor cuidado en el que una droga y los efectos que provocaban en nuestros héroes y villanos eran protagonistas. Este es el caso de Batman: Venom, una publicada en 1993 donde nos cuenta cómo el Caballero Oscuro, consumido por la culpa por no poder salvar a una niña, se convence de que necesita más fuerza y empieza a tomar una droga experimental, Venom, que le hace ser más fuerte... pero que también lo convierte en un adicto paranoico. Y también conocido entre los lectores más habituales de la editorial fue el caso de Black Spider, el "Spider-Man" de DC Comics, que se volvió un asesino letal por culpa de su adición... para después dejarlo y combatir el tráfico de drogas.
Pero estos tres ejemplos que he dado, al que podríamos incluso añadir el de Bane que ha tratado en alguna ocasión de frenar su drogodependencia, siempre tenía un fin de denuncia social, más o menos bien definido. Un objetivo del que parece se olvidaron en 1988 con New Guardians #2, Blow in the Wind, un tebeo donde este grupo de héroes olvidado de DC Comics debía combatir a un supervillano que lograba sus poderes de esnifar cocaína en cantidades industriales. Su nombre es Snowflame y, por suerte, se le ha visto bastante poco en el DCU.
No fue el villano más polémico de ese grupo ochentero
Y digo menos mal porque no fue precisamente un personaje poco controvertido, tampoco otro villano al que se le hace mención en esta historia (Hemo-Goblin, un vampiro supremacista blanco que infecta a sus víctimas de SIDA...). Pero vamos a centrarnos en Snowflame, ¿quién es este tipo? Por lo poco que nos cuenta en este cómic es un capo de la droga colombiano (sí, has leído bien) de complexión algo atlética y una apariencia discotequera llamativa al que la CIA quería dejar fuera.

Para ello hacen un trato con los Nuevos Guardianes y estos pondrán rumbo a la selva de Nueva Granada donde se enfrentarán a él y descubrirán su poder: gracias a la toma de la droga antes mencionada, Snowflame obtiene más fuerza, agilidad y una extraña habilidad de piroquinesis que hace que tocarlo resulte difícil. Por último, con solo tocar a otra persona, puede inducir en ella un estado de euforia similar al provocado por la cocaína, lo cuál es un problema para nuestros héroes.
Como decía antes, este no es un personaje que se haya prodigado bastante en DC y solo volvió hace unos años para un par de cómics con Catwoman. Que obtuviera sus poderes gracias a una droga muy real de nuestro mundo y su procedencia no eran las más adecuadas para un cómic como este. Aunque, claro, no deja de ser un villano de culto para la audiencia gracias a frases tan memorables como "La cocaína es mis diosa... y yo soy el instrumento humano de su voluntad". Tiene la pinta de ser alguien que podría encajar en Peacemaker de James Gunn, ¿no? Al menos ya po hemos visto en un tebeo del antihéroe.
Por cierto, en Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn) se coló una escena donde la antigua pareja del Joker acaba con varios enemigos tras inhalar una dosis de polvo blanco en lo que podría calificar como un guiño a este personaje. De hecho, Snowflame apareció en su serie animada para adultos.
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