Dragonkin se ha propuesto reinventar la rueda de los action RPG en Steam y lo ha conseguido, pero por el camino se está olvidando de lo más importante

Dragonkin se ha propuesto reinventar la rueda de los action RPG en Steam y lo ha conseguido, pero por el camino se está olvidando de lo más importante

  • Su sistema de progresión único ha sido más que suficiente para captar mi atención

  • El margen de mejora es grande, pero la base jugable ite pocas dudas sobre su potencial

Facebook Twitter Flipboard E-mail
Dragonkin Banished
ruben-marquez

Rubén Márquez

Editor - Trivia
ruben-marquez

Rubén Márquez

Editor - Trivia

Hay pocos retos más descabellados que el de querer enfrentarte a uno de los mayores mastodontes de la industria del videojuego. Hacerle frente a un gigante como Path of Exile 2. En el caso de Dragonkin: The Banished, el action RPG cree haber encontrado una diminuta brecha por la que colarse.

Lo que en sus múltiples tráilers parecía apuntar a una curiosa mezcla entre el citado juego de Blizzard y las incesantes hordas de Vampire Survivors, ha llegado ahora a Steam para demostrar que, en realidad, está mucho más cerca de la fórmula clásica de Diablo de lo que cualquiera podía llegar a aventurar en esos vídeos. Sin embargo, lo mejor de Dragonkin: The Banished no está en lo mucho o poco que pueda parecerse a su durísimo rival, sino en cómo ha conseguido reinventar la rueda para afrontar una de las mayores bondades de los grandes exponentes del RPG: la divertida y variada personalización de sus builds.

Otra forma de acercarse a los action RPG

Disponible en anticipado desde el pasado 6 de marzo, y con una hoja de ruta muy clara sobre hasta qué punto va a seguir creciendo durante todo 2025, al iniciar Dragonkin: The Banished el juego nos planta ante un prólogo en el que alcanzaremos a ver hasta dónde podrán llegar nuestros personajes cuando les hayamos dedicado el tiempo suficiente para desbloquear todas esas habilidades que nos va mostrando durante la introducción. A través de distintas secciones con sus diferentes clases en el modo más chetado posible, nos permite experimentar el potencial de su sistema de combate sección a sección.

Frente a los clásicos caballeros, magos, arqueros o bárbaros, con todo desbloqueado y con un nivel despampanante, queda claro hasta qué punto Dragonkin: The Banished va a ser un juego en el que habrá que tirar más de la gestión del maná para desplegar todo nuestro poder, que de la posibilidad de esquivar ataques aunque también ofrece esa opción. Por la potencia y sinergia de cada una de esas habilidades, destrozar hordas de enemigos puede ser absurdamente divertido.

Dragonkin

Tras ese primer o con sus mecánicas, el juego te lleva hasta la ciudad principal para que aprecies otra de sus grandes bazas: la majestuosidad de unos escenarios inmensos. En el caso de la fortaleza que hará de hub, para que vayamos accediendo a todas las opciones de mejora que el juego pone ante nosotros, se siente desde el principio que esto va a ser un pozo de horas gigantesco en el que perderse durante meses.

Lo mejor de todo, en cualquier caso, se lo guarda para el final. Cuando empezamos a afrontar sus primeros combates y, al subir de nivel, nos enfrentamos a esa particular reinvención de la rueda que trae bajo el brazo. A diferencia de otros juegos, lo que plantea Dragonkin: The Banished es que las habilidades que iremos desbloqueando no formen parte del progreso en la subida de nivel, sino que sean un objeto más de todos los que nos iremos encontrando al completar misiones y eliminar enemigos, como si fuesen una pieza más de nuestra armadura.

En su progresión es donde más brilla Dragonkin

Las subidas de nivel, más allá de ofrecer puntos de mejora para ampliar nuestras posibilidades en las distintas estadísticas de cada clase, servirán para desbloquear espacios en un casillero en forma de panal de abeja. Esto nos invita a jugar con la colocación no sólo de cada una de esas habilidades conseguidas, sino también del resto de piezas de mejora que podrán afectar directamente a cada uno de esos ataques especiales.

En estos menús pasarás más tiempo del que tenías planeado al empezar, pero no porque sea difícil de afrontar, sino porque su sistema de progresión acabará obsesionándote mientras buscas distintas variables en la colocación de esas piezas para convertir, por ejemplo, lo que antes era un simple rayo que caía sobre un enemigo en una demencial tormenta con un radio mucho más amplio, mayor poder de ataque y buffs capaces de aumentar la velocidad del siguiente ataque o incluso generar escudos sobre tu personaje.

Dragonkin

La capacidad de personalización que ofrece esta idea, y que crece aún más al incluir en esa mezcla los posibles ataques del pequeño dragón que te acompaña constantemente como aliado en combate, me ha parecido una absoluta genialidad. Una que me obligará a seguir de cerca las próximas actualizaciones de este anticipado y, además, me ha hecho dejar en un segundo plano todas aquellas piedras en las que inexplicablemente tropieza Dragonkin: The Banished si lo comparamos con todas esas genialidades que consigue sacarse de la chistera.

Ideas como que el control esté lejos de ser lo más cuidado posible, con cuestionables decisiones como frenar al personaje cuando ataca de forma básica, o impactos a los que les falta la fisicalidad necesaria para transmitir la sensación de que estás atravesando a una horda de goblins mientras giras con tu hacha, se suman a errores de diseño como presentar misiones con objetivos demasiado básicos y aburridos. Esto reduce aún más el entusiasmo al enfrentarte a escenarios gigantescos que terminan estando lo suficientemente vacíos como para que recorrerlos una y otra vez se vuelva tedioso.

La buena noticia es que, escuchando a la comunidad y valiéndose de su margen de crecimiento durante el anticipado, estos problemas son relativamente fáciles de resolver. El objetivo pasa por hacer de Dragonkin: The Banished un juego mucho más divertido de lo que es hoy en día. Para poder gritar a los cuatro vientos que es algo más que un Diablo doble AA, y que aquí vas a encontrar una nota diferencial frente a la que merece la pena asomarse. Si te llama mínimamente la idea detrás de su propuesta, los poco más de 20 euros que cuesta hoy en día serán más que suficientes para que, como en mi caso, termine ganándose toda tu atención.

En 3DJuegos | ¿Por qué imitar a Diablo si puedes hacer algo que todavía no ha hecho nadie? Este RPG de acción quiere que de verdad sufras con cada derrota

En 3DJuegos | Mezcla la acción RPG de Diablo con roguelike y su demo con un 95% de buenas notas en Steam deja claro que quiere ser el mejor de su clase