El peso de Estados Unidos en la actualidad tecnológica le lleva a encontrarse con varios frentes abiertos. Un ejemplo de ello sería su intención de su guerra económica con China, dado que la escalada de los aranceles llegó a un punto límite que hizo temblar a las empresas de todo el mundo.
Hace un mes, ambos países decidieron ondear la bandera blanca y pausar los aumentos constantes de impuestos relacionados con los aranceles. Ello, sumado al acuerdo sobre la gestión de recursos de las tierras raras que alcanzaron, nos llevaron a pensar que la guerra comercial había terminado. Por desgracia, como señala Ars Technica, los últimos movimientos tanto de China como de Estados Unidos han terminado reavivando el conflicto, una situación que podría ir a más si tenemos en cuenta que el acuerdo alcanzado hace unas semanas sigue necesitando la aprobación de Trump y Xi Jinping.
Las exigencias de EE.UU. y China
En su momento más dominante, China llegó a controlar hasta el 90% de las tierra raras, una situación que le permitía controlar los suministros más exclusivos del mundo. Gracias al nuevo acuerdo que han alcanzado, Estados Unidos tendrá a los recursos estratégicos de estos territorios, una situación que aprovechará para campos como la tecnología o la defensa. A su vez, los norteamericanos se comprometieron a reducir las restricciones en torno a la exportación de chips, un sector determinante si tenemos en cuenta su peso en la industria tecnológica. Como era de esperar, un pequeño movimiento terminó derivando en un nuevo conflicto.
Tras acusar a los asiáticos de no cumplir su promesa con la exportación de tierras raras, firmas como Huawei han tenido que buscar alternativas propias. Sorprendentemente, todos estos movimientos han terminado derivando en un resultado positivo para los intereses de China.
Como señala Ars Technica en su publicación, la bolsa china (CSI 300) subió un 0,8%, el doble que el S&P 500 y su subida del 0,4%. De esta forma, los inversores tienen más fe depositada en China de la que tienen en Estados Unidos, pero lo cierto es que las diferencias son mínimas. No obstante, a pesar de haber alcanzado un acuerdo y de tener la intención de impulsar una tregua en su guerra económica, tanto China como Estados Unidos han demostrado que tienen la intención de fortalecer la industria local mientras debilitan a su principal rival.
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